Meningitis, inflamación de las meninges o membranas que envuelven el encéfalo y la médula espinal. La meningitis se clasifica como paquimeningitis cuando afecta a la duramadre (la membrana más externa), y como leptomeningitis cuando las membranas implicadas son la piamadre y la aracnoides (las más internas). Por lo general, la paquimeningitis es consecuencia de un traumatismo, como la fractura de los huesos del cráneo, o por la extensión de una infección localizada en el oído medio, la apófisis mastoides, los senos etmoidales o los senos frontales. La leptomeningitis es mucho más frecuente y se debe a: la propagación de una inflamación localizada en la nasofaringe; a la invasión de las meninges por microorganismos bacterianos a través de la circulación, como aquellos que producen la neumonía (neumococos); a un huésped de otros organismos, como el meningococo y Haemophilus influenzae.
La meningitis cerebroespinal epidémica o meningitis meningocócica es una enfermedad específica, muy infecciosa, que afecta al sistema respiratorio superior y a las meninges, en especial a niños y adultos jóvenes, y en particular en aquellos lugares donde convive mucha gente, como los dormitorios escolares o los cuarteles. Tiene una distribución casi mundial, aunque es más frecuente en las regiones templadas del norte. Las epidemias se han sucedido de forma periódica. El agente responsable es el meningococo, Neisseria meningitidis, aislado en 1887 por el médico austriaco Anton Weichselbaum.
La mayoría de los casos de meningitis, en especial los producidos por bacterias, presentan un inicio brusco, con síntomas que incluyen cefalea, rigidez de nuca, fiebre, náuseas, vómitos, apatía e irritabilidad, que con frecuencia conducen a estupor y coma. Progresa con rapidez y si no se trata en periodos que oscilan entre 24 y 72 horas puede conducir a la muerte. La meningitis bacteriana se trata con mucha eficacia con la administración precoz de antibióticos.
A veces, en particular en los niños que no se tratan precozmente, se pueden producir lesiones cerebrales graves. Esto puede ocurrir cuando el drenaje del líquido cefalorraquídeo desde las cavidades hacia el cerebro se bloquea, y provoca distensión de las cavidades, presión sobre el cerebro, y aumento del cráneo, lo que se denomina hidrocefalia.
La meningitis tuberculosa, que es más frecuente en niños que en adultos, suele ser secundaria a una tuberculosis pulmonar. Esta forma de meningitis fue casi siempre mortal hasta el descubrimiento de la estreptomicina. Desde la introducción de ésta, y de otros fármacos antituberculosos, se han producido muchas recuperaciones y las curaciones han sido eficaces incluso en casos recidivantes.
La meningitis viral generalmente es una forma no mortal de meningitis infecciosa. Casi siempre afecta a niños y origina síntomas como cefaleas, fiebre elevada, vómitos y dolor en las piernas. En la mayoría de las meningitis los pacientes afectados se recuperan de manera espontánea en un periodo de una a dos semanas.
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